El propósito del sistema de frenos ABS es evitar el bloqueo de las ruedas y pérdida de control del vehículo mediante el monitoreo de la velocidad rotacional de las ruedas. Cuando el sistema detecta que una de las ruedas disminuye considerablemente su velocidad con respecto de las otras, la presión hidráulica de los frenos en las ruedas se reduce, evitando el bloqueo.
Es un sistema que a través de múltiples dispositivos electrónicos controla la frenada de las ruedas, impidiendo su bloqueo en frenadas fuertes y sobre todo en pisos de baja adherencia.
El sistema de frenos ABS proporciona:
- Estabilidad
- Control sobre la dirección
- Seguridad dinámica (Control de patinadas)
- Distancia de frenado
Tipos de sensores ABS
Los sensores ABS han experimentado una gran cantidad de cambios y desarrollos desde que aparecieron en el mercado, por lo que están disponibles en varios diseños en función de las necesidades específicas de los coches.
Existen dos tipos básicos son los sensores ABS activos y pasivos.
Los sensores activos necesitan una fuente externa de energía para funcionar y están diseñados para ruedas dentadas o con codificador magnético. Existen también dos tipos de sensores activos: los sensores Hall y los magnetorresistentes.
Los sensores Hall reaccionan a los ajustes en los campos magnéticos y transmiten una diferencia de tensión a la unidad de control como una señal de onda. Al utilizar la detección sin contacto de los campos magnéticos, no necesitan girar para funcionar. Esto significa que pueden ser extremadamente fiables incluso a velocidades muy bajas.
Los sensores magnetorresistentes (AMR) son los sensores ABS más avanzados disponibles, aunque también los más caros. Tienen la capacidad de detectar la dirección de rotación de las ruedas y transmitir una señal más fiable que las otras variantes. Al estar montado encima del codificador magnético, el sensor ABS puede medir el campo magnético en sentido transversal, de modo que permite determinar la velocidad y la dirección de rotación con más eficacia y precisión.
Los sensores pasivos requieren una rueda dentada y solo empiezan a funcionar cuando la rueda alcanza una determinada velocidad de rotación. Son más grandes que los sensores activos y menos precisos, por lo que su presencia en los vehículos modernos es cada vez más escasa. No obstante, dada la simplicidad del diseño, son más fáciles de comprobar y a menudo, son más resistentes.